Mi patria es mi infancia



"Mi patria es mi infancia"
. Así lo expresó un sabio y yo hago mia esta frase. Mi infancia fue feliz y me siento orgulloso de haberla vivido en Mosqueruela. Por ello me considero chinchirino de corazón y he creado este blog para rescatar la Mosqueruela de antaño, la que guardo en mis recuerdos y que me gustaría compartir con todos aquellos que, como yo, llevan a Mosqueruela en el corazón.



miércoles, 17 de julio de 2013

El último macho de Mosqueruela se llamaba "Romo"




Y fue vendido en la Feria del 2007. Tenía más de 30 años, pues su dueño, Antonio Robres, lo compró en 1980 a un tratante de Castelfabib en la Feria de Cedrillas.

 El macho tenía entonces 7 años - me comenta Antonio - y estaba mucho más fuerte que ahora, ya lo ve, que lo tengo "jubilao" y solo lo gasto para la patata, poca cosa: sembrar, escardar y arrancar. Este es burrero, osea, hijo de burra, de un caballo y una burra, porque también están los yeguatos, que son hijos de yegua y burro... todos son a contrapelo, para que salga la mula o el macho. Se lo acabo de vender a Barraca, un tratante que conozco y me lo llevo a casa porque vendrán a llevárselo mañana. Me duele, pero no puede ser; cada dia veo que pierde un poco y que tendré que acabar tirándolo. Así que si puedo sacar algo por él... ¡Qué se le va a hacer, son animales!




Y mientras dice esto lanza un suspiro de apenada resignación y acaricia la frente del que fue su inseparable compañero de trabajo durante tanto tiempo. El viejo animal, ajeno a la conversación, no sabe de su triste destino. Quizá mañana ya esté en el matadero de Castellón. Agradece la caricia de su amo e inclina su cabeza con humildad mientras Antonio me cuenta:

Ahí donde lo ve, este animal ha trabajado "muchismo" y muy duro, que yo antes me dedicaba a los pinos y entonces no había pistas ni la maquinaria de ahora; todo se hacía con caballerías y había arrastres muy largos. Me acuerdo de que en el mas de Saura estábamos Antonio el herrero y yo y para bajar los pinos a los Castillicos solo hacíamos cuatro viajes en todo el día, dos por la mañana y dos por la tarde. En cada viaje, dependiendo de lo seca que estaba la madera, podías llevar de medio metro a un metro cúbico de madera ¡que pesa lo suyo!... Entonces si que estábamos los dos fuertes, no como ahora que ya somos unos viejos... Ya no habrán machos en el pueblo, este es el último que quedaba de los que han trabajado en el campo.




¡Pobre Romo! Último superviviente de aquellas caballerias abnegadas y sufridas que roturaron bancales, y acarrearon pinos; arrastraron carros, trillos, arados y llevaron en sus lomos las garbas doradas de la siega. Aquellas mulas que cuando la Estrella sus dueños engalanaban con orgullo y lanzaban al galope por las cuestas del Loreto... eran otros tiempos que ya no volverán.

Me despido de Antonio que, triste y cabizbajo, lleva del ramal por última vez a su fiel macho camino de la cuadra. Romo sigue sus pasos mansamente por la calle que antaño flanqueaban las eras. Es su último paseo por las calles de Mosqueruela.

Y mientras veo alejarse a los dos una sensación de triste impotencia me embarga, y siento en mi corazón como si me hubieran arrancado un trozo de mi Mosqueruela querida. ¡Hasta siempre, Romo!

Alberto Agudo

4 comentarios:

  1. Que pena da! ni poderlo guardar porque de poco le sirve ni de compañía ya que le quiere sacar un poco de dinero.
    Saludos y me alegro de ver que sigues en tu buen rincón.

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  2. A mi también me dio mucha pena, pero mas apesadumbrado estaba Antonio, su dueño. Tantos años trabajando junto a un animal tan dócil, leal y sufrido seguro que le habían hecho un hueco en su corazón.Es triste, pero responde a la lógica del mundo rural... como dice Antonio: son animales.

    Un abrazo

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  3. Son animales... pero Romo y muchos otros se merecen un digno final, ya que, ya no estamos en aquella época que solo servían para trabajar y si no, no se podían tener de baldes. Ahora, no cuesta dinero aguantar un macho hasta que se muera de viejo (en casa, en su casa, donde él se siente bien). Ya que como Antonio, por ejemplo, tiene tierra en propiedad y puede darle de comer por nada, solo por el gusto de tenerlo y darle el final que se merece, ya que le ha servido toooda su vida fielmente.
    Querer es poder, y él quiso ese final para Romo, de nada sirve la pena que dice le da. Si de verdad le hubiera dolido ese final para Romo, no lo hubiera hecho por mucho dinero de por medio. No lo hubiera ni pensao.
    Pero como tú dices: "responde a la lógica del mundo rural". Eso sí, la lógica rural hasta ahora vivida y "compartida" en general. A partir de ahora, hay muchas otras ideas y formas.
    La diferencia entre un pensar y otro es que él mandó a "un animal" a matadero (el horror de los horrores para un animal criao en casa) y para mí, mandó a un amigo a matadero... Eso sí es triste e incomprensible, mandar a algo querido al peor de sus destinos.
    De todas formas gracias por el reportaje. Aunque deje un nudo de ganas de llorar en la garganta, es la realidad, así sucedió, como muchas otras cosas en la vida que no nos gustan, pero de las cuales intentamos aprender!!
    Saludos!!

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  4. Muchas gracias,amigo anónimo, por participar en este humilde blog. Me alegro de ello pq, sin lugar a dudas, tu comentario refleja fielmente el sentir de muchos de nosotros. Pero creo que nadie quiere erigirse en juez de actitudes ajenas. Cada persona actúa acorde con su entorno cultural, y Antonio, nacido hace 80 años, pertenece a la última generación que se ganó la vida trabajando con caballerías. Para él su mulo era un recurso, como para otros un tractor, o un coche; aunque con la peculiaridad de que es un ser vivo, como los corderos, terneras o cerdos, que también pueden enternecernos.
    Me apena el destino que tuvo Romo, sobre todo pq lo veo como el símbolo de todo un mundo que, desafortunadamente, desaparece en el olvido de las nuevas generaciones.
    Un saludo afectuoso. Alberto.

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