Mi patria es mi infancia



"Mi patria es mi infancia"
. Así lo expresó un sabio y yo hago mia esta frase. Mi infancia fue feliz y me siento orgulloso de haberla vivido en Mosqueruela. Por ello me considero chinchirino de corazón y he creado este blog para rescatar la Mosqueruela de antaño, la que guardo en mis recuerdos y que me gustaría compartir con todos aquellos que, como yo, llevan a Mosqueruela en el corazón.



jueves, 15 de septiembre de 2011

"La Cucharera" 15 años después





Mas de la Cucharera. Año 1996.


Mas de la Cucharera. Agosto de 2011.


Es triste ser testigo de una muerte anunciada. Lo que podeis ver en estas fotos es la constatación de un hecho que se está produciendo en toda la comarca: la destrucción física y la ruina de todo un patrimonio arquitectónico rural que durante siglos ha caracterizado el paisaje del Maestrazgo y la sierra de Gúdar. 

Tras el abandono generalizado de las masías en los años 60-70, es ahora, medio siglo después, cuando aquellas  sobrias construcciones,  que quedaron deshabitadas y sin uso alguno, comienzan a desmoronarse en cascada, iniciando así un proceso irreversible que el paso de los años acabará por completar.

Desaparecerán así los últimos vestigios de un modo de vida que acabó, como tantos otros, cuando llegó el desarrollo de los años 60: con la mecanización de las tareas agrícolas y el auge de las comunicaciones. Desde entonces, todo un saber acumulado que se había transmitido generación tras generación, se pierde irremisiblemente a medida que van desapareciendo los últimos masoveros.

Quedaban las masías sin vida, se fueron sus moradores y ellas permanecieron como testimonio de una época pasada. 

Nosotros todavía las hemos conocido, pero ... ¿y las generaciones futuras?.
Alberto Agudo

viernes, 2 de septiembre de 2011

Joaquín Benages, del mas de Torre Pintada



En el Preámbulo del libro "Puertomingalvo en el siglo XV", de Javier Medrano Adán*, destaca por su autenticidad el testimonio de Joaquín Benages, que fue masovero en Torre Pintada durante los duros años de la posguerra.


El relato de su vida en el mas, que confiesa fue feliz, "pues no habíamos visto otra cosa", está contenido en una carta que envió Joaquin (con 83 años) al autor, respondiendo a algunas cuestiones que este le planteaba. El texto está escrito con la sencillez y la parquedad de un hombre de las masías; como si lo estuviera relatando a la luz de las teas, junto al fuego de la chimenea de Torre Pintada, ese fuego que confiesa "... por delante te quemabas y por detrás te helabas".

Cuenta Joaquín que allí vivió 70 años, seguramente desde su nacimiento en 1922 y, aunque su masía era de las más prósperas del término (33 hectáreas de buen pasto y tierras de cultivo), su vida no debió ser fácil, luchando contra las plagas del trigo y la patata, teniendo que ir a buscar el agua con el burro, alumbrándose con la luz de una tea o durmiendo en la cuadra cuando la vaca estaba de parto.

Su destino, como el de tantos masoveros del Maestrazgo, fue duro por los años que le tocó vivir (tenía 17 cuando acabó la guerra y murió su padre). Pero quizá lo más duro para él haya sido el constatar en el declive de su vida como las masías han sido abandonadas y muchas de ellas ya son ruinas... ¡ellas, que vieron pasar tantas generaciones de masoveros desde los tiempos de la repoblación!


En memoria de todos ellos quisiera ofreceros este testimonio. 
Alberto Agudo




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Mas de la Torre Pintada, en el término de Puertomingalvo, donde vivió Joaquín Benages durante 70 años como mediero.


[Carta de Joaquín Benages, vecino de Puertomingalvo]


Cómo vivíamos en la masía con mi mujer. Pues como no habíamos visto otra cosa, a pesar de trabajar mucho, éramos felices en la casa. No teníamos agua. La fuente estaba a 600 metros del mas. El agua la teníamos que traer a carga de esta manera: el canastero con mimbres hacía a modo de 3 cestas cogidas por la parte de arriba; a cada una de las 3 les dejaba un ansa y hacía 3 más iguales; entonces con una cuerda de un metro se ataban a la distancia necesaria, se le ponía la albarda a la burra o a la caballería que hubiese a mano; se le ponían las 6 cestas, dentro de cada cesta se ponía un cántaro, en cada cántaro cabían 10 litros de agua. A estas 6 cestas el nombre era aguaderas. Cuando en invierno veíamos que tenía que nevar mucho teníamos unas tenajas, las llenábamos de agua porque algunas veces estábamos 8 días sin salir de casa.

El fuego lo teníamos en el suelo, la chimenea era muy grande, en forma de campana. Otra cosa que sucedía era que, según de que parte venía el aire, no permitía que la puerta de la cocina estuviera cerrada, así que por delante te quemabas y por detrás te helabas, y para alumbrarnos en la cocina para poder trabajar, como son las noches tan largas, las mujeres tenían que apedazar la ropa y hacer calcetines. Esto lo hacían con un hilo de lana gordo con 4 agujas de 20 centímetros de largas. 


Torre Pintada a la luz de un atardecer de otoño en una foto tomada desde las colinas de S. Bernabé.


Y los hombres a hacer zuecos; éstos se hacían con madera de pino y tenía que ser de un pino que se hubiese criado entre piedras con poca tierra, así era la madera más fuerte. Esta madera se ponía en un montón de estiércol, allí se recocía, esto era como si se hubiese hervido con el agua. Después se dejaba secar. Después había que hacer la suela. Para hacer el zueco había que hacer la forma de una suela de zapato con 4 centímetros de gorda. Había que hacer la cuerda de esparto. Después con una barrena se le hacían agujeros a la suela para pasar las cuerdas. Se empezaba por la parte de adelante: la primera cuerda se ponía a un centímetro, se iban subiendo las 4 cuerdas; después se iba desenredando hasta tener 14 cuerdas, así que había que hacer 28 agujeros. Una vez las cuerdas pasadas había que tejer la cara del zueco. Esto se hacía con 1 cuerda delgada: era pasarla varias veces por la cara del zueco, así quedaba en una pieza. Había que hacer la talonera del zueco. A ésta se le ponían 7 cuerdas, se tejían como la cara, entre la cara y la talonera quedaba un espacio de 4 centímetros sin nada.

"Todo lo labrábamos con un par de toros y un par de caballerías. Teníamos 130 ovejas y 7 vacas". En la imagen unas vacas pastando en el alto de San Bernabé.


Para hacer estos trabajos utilizábamos, para tener luz, la tea de pino. Esta la conseguíamos donde habían batido pinos. Vendían en cantidad a los maderistas y la tea, después de pasar 10 o 12 años, se pudría la zueca del pino y quedaba el corazón del pino para sacar esta tea. Había que escarbar bastante porque tenía resma. Esta tea se hacía a trozos pequeños y en las chimeneas donde estaba el fuego, a la izquierda o a la derecha, había una piedra de arena metida en la pared a un metro de alta, que salía sobre dos centímetros de la pared: allí se ponían las teas. Esta era la luz que teníamos en la cocina para trabajar de noche.

Cuando nos íbamos a dormir les dábamos de comer a las vacas y las caballerías con la luz de la tea. Una persona hacía luz con la tea, tenía que tener mucho cuidado que no cayeran purnas al suelo para evitar un incendio; otra persona daba de comer. Cuando le tocaba de parir a una vaca nos quedábamos a dormir en la cuadra; había un cuarto que allí se ponía de comer a las vacas. Si el parto iba mal hacíamos de veterinarios.


Vista del mas de Torre Pintada desde la carretera que une Mosqueruela con Puertomingalvo. Detrás las dos cumbres de Las Ampolas.

Ahora vamos con la tierra. Se barbechaba en junio para sembrar trigo. Se sembraba en septiembre y octubre y la cebada se sembraba en marzo. Estos cereales, cuando íbamos a sembrar, sulfatábamos con sulfato de piedra, picarlo y ponerlo por agua para que no saliera tizón. El tizón son unas espigas que no tienen grano. Se forma la espiga, sí que hace a forma de grano, pero este grano es negro como el carbón. Cuando lo llevábamos al molino lo pasaban por un recipiente que le llamaban la jimpia, entonces este grano se deshacía y quedaba todo el trigo negro. Si no se hacía no valía para hacer pan. En el mas teníamos un horno y se amasaba para 15 días. Para que no se secara mucho lo guardábamos en la bodega con las patatas, y las patatas se sembraban en mayo o junio, se cogían en octubre. Sobre los años 1944 y 1950 apareció una plaga de gusanos. Le llamaban el escarabajo de la patata. Esto fue un malvivir para los agricultores porque se tenían que sulfatar con unos polvos mezclados con agua. Si había un descuido de no sulfatar, en 48 horas se comían las patateras y no había cosecha.


Tizón del Trigo (Tilletia caries). Antiguamente se combatía mojando  en sulfato de cobre las semillas antes de sembrarlas. Foto: agroatlas.ru



Todo lo labrábamos con un par de toros y un par de caballerías. Teníamos 130 ovejas y 7 vacas. Para criar estos animales los teníamos continuo en la masía. A ésta le llamaban la "Torre Pintada". Allí, yo Joaquín he vivido 70 años. Éramos 5 hermanos, 3 hermanas y 2 hermanos. Yo era el segundón: 17 años cuando murió mi padre el año 1939, el 8 de agosto. Este mas lo teníamos a medias con los amos. El amo vivía en El Puerto, a 5 kilómetros del mas. De primavera y de verano venía todos los días al mas. Trabajaba como un jornalero; bueno..., además los buenos consejos que nos daba. Cuando venía al mas venía con una burra y un perro. Cuando venía iba montado en la burra; cuando se marchaba iba andando porque la burra iba cargada de leña o de lo que se cosechaba en la masía.


Las ovejas criaban en mayo. Los corderos los vendíamos en septiembre. El Puerto está dividido en 3 partidas: Viñas, Los Pinares y El Plano. Yo estaba en la partida del Plano. Las ovejas no salían de la finca. Había pastos, loma y prado para recoger comida para pasar el invierno. Todo era secano. Se araban 30 jornales a cada añada (1).

Animales y tierra íbamos a manifestarlos al ayuntamiento del Puertomingalvo, pagando un tanto por cada animal. Algunos años venían 2 personas mandadas por el Ayuntamiento del pueblo, contaban vacas, ovejas, caballerías y cerdas de cría. Por cada 20 ovejas dejaban 1 sin contar para el consumo de la casa.

Cuando se cortaba el trigo con la corva o con la hoz venían hombres de los pueblos de la provincia de Castellón. En el mas que estaba yo les costaba de 7 a 8 días a 7 hombres. Cobraban 1 barcilla de trigo cada día: eran 12 kilos de comida. Trabajaban 12 horas. Cada día tenían que venir a cortar el trigo 30 o 40 kilómetros con una caballería.



Joaquín Benages, con 83 años, a 10 de febrero de 2005.

(1) La loma es un terreno de monte "sin pinos ni bancal" dedicado a un tipo de pasto de mucha menor calidad que el prado, que se destinaba a la siega para el invierno. En el mas donde vivía la loma ocupaba sesenta jornales y el prado diez. Como tres jornales equivalen a una hectárea, el mas ocupaba algo más de 33 hectáreas, si sumamos las tierras de cultivo.

* "Puertomingalvo en el siglo XV" de Javier Medrano Adán.Teruel 2006. Editado por el Instituto de Estudios Turolenses y el Ayuntamiento de Puertomingalvo.